domingo, 24 de abril de 2016

Prevención del Consumo Problemático de Sustancias en la Escuela Secundaria



Según dice el artículo 1° de la Ley n° 26.586, Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas, toda persona tiene derecho a formarse para tener una vida digna vivida en libertad y es en la familia y en el ámbito educativo que se deben promover los valores, actitudes y hábitos de vida que permitan desarrollar una verdadera educación para la salud y la vida”. Con la Ley n° 26.934, Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos, se amplía el marco y, según se expresa en su artículo 2°, “se entiende por consumos problemáticos aquellos consumos que —mediando o sin mediar sustancia alguna— afectan negativamente, en forma crónica, la salud física o psíquica del sujeto, y/o las relaciones sociales. Los consumos problemáticos pueden manifestarse como adicciones o abusos al alcohol, tabaco, drogas psicotrópicas —legales o ilegales— o producidos por ciertas conductas compulsivas de los sujetos hacia el juego, las nuevas tecnologías, la alimentación, las compras o cualquier otro consumo que sea diagnosticado compulsivo por un profesional de la salud”.

Uno de los grandes cambios, que se está militando aunque todavía falte mucho, sería poder modificar el enfoque, el paradigma, y dejar de pensar al consumidor de estupefacientes como un delincuente para poder encarar el tema desde el lado de las políticas de salud, de educación, y las políticas sociales en general. Hablamos de consumidor, ya que hay claras diferencias entre uso, abuso y dependencia, y es algo que no podemos desconocer.

Nuestro país, en los últimos años, había iniciado este cambio desde varios ámbitos. En el Ministerio de Educación se pudo apreciar, en concreto, con Programas y Cursos. Y la SEDRONAR, bajo la dirección de Juan Carlos Molina, dio muestras de sobra. Podíamos leer en su página web: Frente al consumo problemático de drogas es tarea de esta Secretaría reconstruir el entramado social a partir de la consideración del adicto como un sujeto activo de derecho, con capacidad de crecer, soñar y proyectar. Entendemos que es necesario no criminalizar al consumidor sino promover espacios de integración que le ofrezcan otras opciones de vida y la posibilidad de ser incluido socialmente. En este sentido, observamos la cultura, el trabajo y el deporte como articuladores que permiten construir sentido de pertenencia y fomentar la inclusión".

La temática del consumo está claramente atravesada por un componente ideológico. Por eso se suelen manifestar diferentes ideas y representaciones sobre la cuestión, muchas veces influidas por prejuicios y estereotipos, generados también fuertemente desde los medios masivos de comunicación, que distorsionan la mirada y, en consecuencia, el modo de abordarlos. El consumo problemático, entendido como la afectación de al menos un área vital de la persona como puede ser su trabajo, su vida social, su pareja, la escuela, la familia, sus amigos o su relación con la comunidad en general, se presenta como un fenómeno multicausal y pluridimensional, tanto en su conformación como en sus manifestaciones. Este entramado obliga a hacer lecturas complejas y pensar la prevención desde estrategias de abordajes integrales, creativos y particulares a cada situación. 

 
Se hace imprescindible “abordar esta problemática desde un marco de complejidad es decir asumiendo la cultura del consumo como parte la cultura social; tomando en cuenta los contextos micro y macro sociales como marco de relación de las personas con los objetos de consumo. Desde la perspectiva de Salud Social, la prevención de las problemáticas asociadas al consumo es abordada como reconstrucción del lazo social, restitución de derechos y fortalecimiento de proyectos de vida desde abordajes comunitarios.
Si consideramos como uno de nuestros puntos de partida, y gran desafío, la experiencia de la exclusión social y educativa, resulta fundamental entonces crear condiciones y oportunidades para la inclusión, para la concreción de propuestas liberadoras, para el desarrollo de la motivación para el cambio y para facilitar, apoyar, acompañar la construcción de nuevos proyectos de vida. Necesitamos “construir colectivamente estrategias para la prevención de las adicciones en el ámbito educativo desde un enfoque integral y una perspectiva de derechos, a través de contenidos conceptuales y herramientas metodológicas.
Los que transitamos las aulas de nuestras escuelas sabemos que los pibes y las pibas se encuentran en situaciones de consumo problemático de todo tipo. Conocemos la previa antes de ir a los boliches, pero también sabemos de previas antes de ingresar a la escuela. Sabemos de las fiestas electrónicas y las fiestas en las casas. Consumen celulares, tecnología, pero también alcohol y marihuana (entre otras sustancias). Juegan, o creen jugar, mezclando todo tipo de pastillas con otras sustancias. Muchas veces se encuentran aburridos, aplastados por el tedio, sin mirar hacia adelante, “medio depre”, bajoneados, con escepticismo hacia el futuro, con ganas de hacer nada…
Sabemos que muy posiblemente esta descripción no represente a la mayoría. Pero también somos conscientes que es un problema en aumento. Por eso es fundamental que las escuelas se conviertan en espacios significativos para concretar una de las dimensiones fundamentales de la inclusión social y educativa real de pibes y pibas que se encuentran en situación de vulnerabilidad social y/o consumo problemático: su valoración y ejercicio como sujetos activos de derecho, con capacidad de crecer, soñar y proyectar.
Las instituciones educativas deben desarrollan actividades orientadas a la construcción de confianza del pibe y la piba en sí mismo, articulando estrategias con el fin de que se crea capaz de hacer su propio camino, de que emerja el deseo de aprender y poner en práctica lo aprendido, posibilitando la expresión, el intercambio, el compartir, la reflexión sobre sí mismo, el pensamiento crítico y la mejora de la autoestima.
El clima debe ser de un ambiente amigable, donde se viva una cultura del cuidado, de escucha y pertenencia, donde se generan vínculos significativos y se hacen visibles las capacidades y fortalezas de cada pibe y piba desde una mirada profundamente humana. Deben ser espacios inclusivos social y pedagógicamente.
En las escuelas debe trabajarse a partir del protagonismo de pibes y pibas en la tarea de aprender, teniendo en cuenta sus necesidades, gustos, intereses, motivaciones y fortalezas, promoviendo una educación desde y para la vida. Las concebimos como lugares donde se ponen en juego, se construyen y se incorporan saberes significativos y relevantes, favoreciendo el aprendizaje situado, en contexto.
Se busca impulsar una educación personalizada y personalizante. Es un trabajo artesanal, cuidado, que requiere tiempo, paciencia, esperas activas, vínculos, ser cercano, presente, prestando especial atención a la singularidad de cada uno.
Todo esto lo pensamos desde la pedagogía de la presencia, que implica un gran compromiso de toda la comunidad que lleva adelante la tarea educativa con la vida de pibes y pibas. Por medio de esta mirada que encarne el derecho a la ternura como también su valor pedagógico, se potencia la construcción de vínculos de confianza y afecto a partir de los cuales pibes y pibas puedan, no solo sentirse y asumirse como parte de cada espacio, sino también comenzar a comprender y cuestionar su realidad personal, familiar, escolar, social y comunitaria.
También consideramos fundamental llevar adelante una pedagogía del territorio Cuando hacemos referencia al territorio no lo reducimos a una porción de tierra o un espacio solamente; nos referimos a los distintos territorios, entornos y círculos que rodean la vida de las pibas y los pibes. Implica salir al encuentro, a las periferias existenciales, “estar  ahí”  de un modo concreto, coherente y continuo. El territorio es el otro. Hay que conocer y meterse en los territorios de los pibes y las pibas, saliendo de nuestros espacios, dejando de lado comodidades, poniendo el cuerpo y buscando encontrarse con todo lo que rodea a los rostros, entornos, historias y deseos de los pibes y pibas que tenemos en nuestras escuelas.
Por último, creemos en una pedagogía de la esperanza. El soñar, el proyectar, son indispensables para el educador y para el educando. Hay que creer y confiar que es posible, que se puede, sabiendo que cada pibe es un sujeto activo de derecho, con capacidad de crecer, soñar y proyectar.

Y como insumo, comparto algunos enlaces:

Lineamientos Curriculares

Nación:

Ciudad NES:

Prevención del consumo problemático de drogas. Desde el lugar del adulto en la comunidad educativa.

Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas

Consumo Cuidado

Mejor hablar de ciertas cosas

SEDRONAR

Observatorio Argentino de Drogas

VI Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media realizado en el curso del año 2014


 

2 comentarios:

  1. Algunas ideas para pensar desde lo legislativo:

    Un punteo sobre el proyecto de Ley de Adicciones
    http://javiergiangreco.blogspot.com.ar/2012/10/un-punteo-sobre-el-proyecto-de-ley-de.html

    Sobre las Adicciones
    http://javiergiangreco.blogspot.com.ar/2012/10/sobre-las-adicciones.html

    ResponderEliminar
  2. Hablemos de consumo y de cuidado...
    http://www.javiergiangreco.blogspot.com.ar/2016/04/hablemos-de-consumo-y-de-cuidado.html

    ResponderEliminar